La bodega del general es un sitio con solera del que guardo muy buenos recuerdos de grandes festines y zampadas, pre y post juega en mis años universitarios. Por fuera parece un negocio clandestino ya que no hay signos exteriores que indiquen que se trata de una tasca, cuando reúnes los arrestos necesarios y cruzas el umbral de la puerta…. sientes una extraña sensación, es como un viaje al pasado, la decoración (por llamarlo de alguna manera) es de los años 80 (como poco), fotos de macizas güenorras, posters del Real Zaragoza de hace mil años, la foto de uno de los socios del bar en un anuncio de whisky, embutidos de todo tipo colgando por doquier, botellas de vino, latas enormes de conservas… y gente comiendo con cara de satisfacción, indicativo de que no nos hemos equivocado y de que debemos probar los productos de la bodega. La decoración no es lo suyo, pero la buen pitanza si lo es, desde luego que si. Felipe y su socio llevan muchos años ofreciendo a sus clientes/amigos un repertorio de raciones y picoteo de lo más apetecible.

Un local alejado de moderneces, pintxos de alta cocina y demás esquisiteces, pero que por un precio muy razonable te quitan el hambre y te dejan un buen sabor de boca, raciones generosas y profesionalidad, creo que de hay viene el nombre de la tasca, porque comes como un general, si lo pruebas, repetirás. Está úbicado cerca del Parque Grande, justo al lado de la Estación del silencio, el bar de los Héroes del silencio, con esas referencias, seguro que lo encuentras aunque no conozcas la ciudad.