Nada como un buen potaje marinero. Te prepongo preparar unos garbanzos con langostinos, para que disfrutes un delicioso plato de cuchara lleno de sabor a mar, con toda la esencia de esas recetas de cocina sencillas y humildes, pero a la vez tan reconfortantes y auténticas. Me declaro fan incondicional de este tipo de platos, las legumbres me flipan. Es increíble cómo se puede llevar a otro nivel un producto tan humilde, utilizando los ingredientes adecuados.
Esta es una receta muy sencilla de preparar, no tiene ninguna dificultad. Si sigues las instrucciones de forma precisa, podrás tener disfrutar de un auténtico platazo sin apenas esfuerzo. Puedes preparar este espectacular potaje marinero de garbanzos con langostinos utilizando garbanzos secos o garbanzos ya cocidos, en conserva. Vas a alucinar con su intenso sabor a marisco. Si utilizas pan sin gluten, esta receta es apta para personas celíacas.
Garbanzos con langostinos
Muy fácil 30 minutos 50 minutos 4
350 g de garbanzos pedrosillanos
18 langostinos o gambones
1 cebolla morada de Zalla
1 pimiento rojo
2 dientes de ajo
150 ml. de salsa de tomate
1 cucharadita de pimentón dulce
1 copa de txakoli
Sal de Añana
2 rebanadas de pan sin gluten
Aceite de oliva virgen extra
1 hoja de laurel
1 cucharadita de pimienta de Espelette
Cebollino
Para preparar este potaje marinero de garbanzos con langostinos he utilizado unos garbanzos Pedrosillanos. Me gusta esta variedad por su piel fina, mantecosidad y sabor intenso. Hay que ponerlos a remojo la noche previa. Cubre los 350 gramos de garbanzos con agua templada y añade unos pellizcos de sal de Añana. Hay un viejo truco infalibre para ir sobre seguro y que los garbanzos te queden muy tiernos. Añade al agua de los garbanzos una cucharadita de bicarbonato de sodio. También existe un atajo para hacer esta receta de un modo más sencillo y práctico, utilizando garbanzos de bote escurridos, aunque también te advierto que se nota la diferencia en el resultado final. Si quieres hacrelo utilizando una conserva de garbanzos. Escurre directamente los garbanzos del bote y resérvalos.
Una vez que tenemos los garbanzos hidratados y han doblado su tamaño, empezamos con la elaboración de la receta. La clave de este plato es el sabor a marisco y para conseguirlo necesitamos un caldo que aporte ese toque de mar a los garbanzos. Pela todos los langostinos reservando por una lado la carne de sus colas, y por otro las cabezas y cáscaras (también puedes utilizar en su lugar gambones que tienen un sabor muy intenso). Al pelar los langostinos, aprovecha para retirar su intestino con la ayuda de un palillo. Resulta bastante desagradable encontrar su textura terrosa al comer langostinos y no cuesta nada quitarlos. Te lo van a agradecer.
Cuando todos los langostinos estén pelados y sin intestinos, reserva la carne de sus colas, que utilizaremos al final de la receta y empezamos a preparar un caldo con sustancia para dale bien de sabor a marisquito a los garbanzos. Pon una cazuela a fuego medio y añade un par de cucharadas de aceite de oliva virgen extra. Cuando el aceite esté caliente, agrega las cabezas y las cáscaras de langostinos, y rehógalas hasta que se doren, durante unos 5 minutos. Aplástalas con algún utensilio de cocina para sacarles la sustancia. Posteriormente cúbrelas con un litro de agua, añade un par de pellizcos de sal de Añana y cocina a fuego medio durante 15 minutos.
Mientras el caldo se va cocinando, vamos con el sofrito que le va a dar una gracia especial a la salsa que acompañará a los garbanzos con langostinos. Empieza pelando y picando un par de dientes de ajo. Pela también y corta en juliana una cebolla morada de Zalla. Esta variedad de cebolla aporta un sabor maravilloso a cualquier sofrito, es una auténtica joya gastronómica, amparada por el movimiento Slow Food. A continuación, llega el turno del pimiento. Quita el pedúnculo a un pimiento rojo, quítale las semillas y corta inicialmente en tiras y después en dados. Reserva todas las hortalizas que has picado hasta empezar a cocinar el sofrito.
Una vez hayan transcurrido 15 minutos desde que empezamos a cocinar el caldo potenciado con todo el sabor de las cascaras y cabezas de los langostinos, retiramos la cazuela del fuego y en su lugar ponemos una olla express. Colocamos un colador en la olla express y colamos el caldo de langostinos, para retirar las cascaras y cabezas que nos han aportado toda su sustancia y ya no nos sirven para nada.
A continuación pon en la olla una hoja de laurel que siempre potencia el sabor y aporta profundidad a los guisos y añade los garbanzos que hemos tenido en remojo desde la noche anterior, previamente escurridos. Si has optado por utilizar garbanzos de bote, los puedes añadir también una vez que los hayas lavado, pero en este caso no vas a necesitar una olla express porque ya están cocidos, simplemente utiliza una cazuela normal y cocina a fuego medio durante 20 minutos. En nuestro caso, vamos a utilizar la olla express. Una vez añadido el caldo de los langostinos, la hoja de laurel y los garbanzos, tapamos la olla y los cocinamos durante 25 minutos, que empezaran a contar desde que la válvula suba y empiece a pitar.
Mientras los garbanzos se van cocinando y cogen sabor en el caldo de langostinos, vamos a empezar a preparar el sofrito en una cazuela o sartén grande. Echa en la cazuela un chorrito de aceite de oliva virgen extra y ponlo a calentar a fuego medio. Corta en dados dos rebanadas de pan de hogaza, que bien pueden ser del día anterior. Cuando el aceite esté caliente añade los dados de pan y tuéstalos por ambos lados hasta que queden bien dorados. Entonces retíralos de la cazuela y resérvalos para más adelante. El pan nos ayudará a engordar el sofrito que dara consistencia a la salsa de los garbanzos. Utiliza un pan sin gluten para que la receta sea apta para personas celíacas.
En la misma cazuela que has tostado los dados de pan, manteniendo la potencia a fuego medio, añade un poco más de aceite de oliva virgen extra y pon a bailar a lo Moonwalker los dos dientes de ajo que hemos picado previamente. Incorpora al sofrito la cebolla morada de Zalla cortada en juliana. Aportará dulzor y ese toque tan especial que tiene al sofrito. Continua rehogando sin dejar de remover, a fuego medio durante 10 minutos. Añade el pimiento rojo cortado en dados y sigue removiendo mientras se cocinan las hortalizas. Mantén la temperatura a fuego suave durante otros 10 minutos.
Cuando las hortalizas esten pochadas toca darle un toque canalla al sofrito. Yo añado una mezcla de pimienta de Espelette y pimentón dulce ahumado, pero puedes utilizar solo pimentón o una mezcla de pimentón picante si no encuentras pimienta de Espelette. Eso lo dejo a tu gusto. Ya tenemos casi a punto el sofrito, añade a la cazuela una copa de txakoli. En mi nevera no falta nunca una botella de Bizkaiko Txakolina para cocinar o para tomar una copa, pero en su defecto puedes utilizar cualquier otro vino blanco que tengas a mano. El vino ayudará a recuperar los sabores del culo de la cazuela.
Incorpora a la cazuela el último ingrediente del sofrito, la salsa de tomate. Remueve todos los ingredientes y deja que se cocinen todos juntos durante un par de minutos.
Cuando tengamos el sofrito a punto, toca triturarlo antes de añadirlo al guiso. Mete en un baso de batidora los dados de pan tostado. Después añade todas las hortalizas del sofrito. Esto servira para dar textura a la salsa de los garbanzos, además de aportar un sabor muy especial al plato. Tritura todo con la batidora, hasta que quede una textura fina similar a la de un puré.
Ya tenemos los garbanzos cocidos en el jugo de los langostinos, esperamos a que la baje el anillo de la olla expres para poder abrir de forma segura la olla. Una vez tengas la olla abierta, comprueba el punto de cocción de los garbanzos y vierte en la olla el sofrito triturado. Remueve para que el sofrito se mezcle bien con el caldo de langostinos y los garbanzos. Pon de nuevo la olla al fuego y cocina durante cinco minutos con la olla abierta, removiendo de vez en cuando. Se trata de mezclar todos los ingredientes para aporten sus sabores y la salsa vaya cogiendo textura. Amigos, esto ya huele rico, rico.
Echa unos pellizcos de sal de Añana a las colas de langostinos, e introdúcelos en la olla. Apaga el fuego y deja que se cocinen dentro del caldo con el calor residual durante 3 o 4 minutos. Comprueba el punto de sal del guiso y rectifica si fuera necesario. No cocines demasiado los langostinos o te quedarán como el corchopan, los queremos tiernos y jugosos.
Y ya tenemos a punto nuestro potaje marinero de garbanzos con langostinos. Sólo queda emplatar y disfrutar de este platazo. Para añadir un poco de frescor al plato, puedes picar y espolvorear por encima un poco de cebollino o perejil, que van perfectos para esta receta. Mi sugerencia es acompañar este plato con una botella de txakoli, un albariño o cualquier vino blanco que sea de tu gusto. Espero que te haya gustado la receta. Ahora te toca a ti preparar en casa estos deliciosos garbanzos con langostinos. Ya has visto que es una receta muy sencilla.
- Utiliza unos buenos garbanzos Pedrosillanos remojados la noche antes.
- Utilizar langostinos frescos en lugar de congelados, se va a notar en el sabor.
- El sofrito es una de las claves de esta receta.
- El caldo de langostinos tiene que estar bien concentrado y lleno de sabor a marisco.
Itoiz – Hegal egiten
Hegal egiten es una de las canciones más emblemáticas de la banda vasca Itoiz, incluida en su álbum Espaloian de 1985. Destaca por su atmósfera melancólica y poética, con letra de Bernardo Atxaga que evocan reflexiones sobre la libertad y el anhelo. La voz de Juan Carlos Pérez, líder de la banda, transmite una emotividad que se complementa con arreglos musicales cuidados, donde se fusionan elementos de rock progresivo y folk. La canción se ha convertido en un clásico de la música euskaldun.