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Pasta al horno estilo pistolas

¿Por que se llama pasta estilo pistolas? Pues muy sencillo, porque a mi abuelo le conocían por «el pistolas» en su pueblo de origen, Olmedillo de Roa (Burgos), todo un personaje…. agricultor, carpintero, juez y presidente de la bodega cooperativa entre otras muchas cosas. Extrovertido y parlanchín, con un gran sentido del humor
y adicto entre otras cosas a los médicos, el vino de la fresquera, el calor de la gloria, los petit suis, las txapelas (tenía una para dormir, otra para trabajar, otra impermeable para cuando llovía, otra para las grandes ocasiones….), y los huevos fritos para desayunar. Muy aficionado a la música, escuchaba cintas musicales y el parte en su viejo radio cassette. 

Recuerdo que desde muy niño, en verano me llevaba con él a trabajar al campo, bueno más bien a estorbar, un crío de 8 años poco más puede hacer, tenía una azada de mi tamaño y me entretenía con ella, íbamos montados los dos en el burro Manolo, en sus alforjas además de herramienta para trabajar, llevábamos agua en una botella cubierta de un trenzado mojado, que ayudaba a que estuviese más o menos fresca, junto con chorizo, queso y pan que cortaba con su vieja navaja. Íbamos a limpiar las viñas de malas hierbas, a sulfatar la vid, o a vendimiar…. depende del día. Así que la receta se llama así en su honor, con ella estrenamos el horno nuevo de casa de mis abuelos, con estos calores no apetece mucho encender el horno…. pero la receta está muy buena, así que guardarla para otro momento de menos bochorno.


– para 6 personas –

En primer lugar, escaldamos los tomates en agua hirviendo, apenas unos segundos para facilitar su pelado. Los pelamos y les quitamos el pedúnculo. Los troceamos en dados, junto con la cebolleta y los sofreímos en una sartén con dos cucharadas de aceite de oliva virgen extra, junto con la rama, que le va a aportar mucho sabor al sofrito. Añadimos, un pellizco de sal de Añana, junto con la misma cantidad de azúcar para contrarrestar la acidez natural del tomate. Un golpetazo de pimienta negra molida y a sofreír hasta que el tomate se deshaga y esté en su punto de sabor.
Mientras tanto ponemos a hervir una cazuela con agua y cuando llegue al punto de ebullición, añadimos la pasta con un chorrito de aceite de oliva, cocemos la pasta 9 minutos y escurrimos.
Precalentamos el horno, en la posición para gratinar. En una fuente apta para el horno, colocamos una capa de nuestro sofrito de tomate, junto con una capa de pasta. Troceamos el chorizo y el jamón en dados, distribuimos unos puñados por encima de la pasta y el tomate, y por último espolvoreamos unos puñados de orégano.
Colocamos otra capa de sofrito de tomate, otro par de puñados de orégano, a continuación otra capa de pasta y otra de embutido, así hasta terminar todos los ingredientes.
Rallamos el queso Idiazabal en fideos finos y cubrimos toda la superficie de la fuente, espolvoreamos orégano generosamente sobre el queso, unos buenos puñados y por último unos daditos de mantequilla repartidos estratégicamente sobre el queso y el orégano, añadimos un chorrito de aceite de oliva virgen extra y directo para el horno. 
A partir de aquí, tienes que controlar el horno, la mantequilla y el queso deben fundirse y la superficie debe adquirir un tono tostado (a tu gusto). Y ya lo tenemos, un plato familiar #rikoriko.



Os dejo con los Ramones, los viejos rockeros nunca mueren. ¿Como pudieron llegar tan lejos con tres simples acordes? Grandes Ramones !!!

Ramones – I dont care

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