Restaurante Frontón de Tolosa
Soles Repsol
En esta ocasión iba a tiro hecho. Se daban un par de circunstancias que me impidieron disfrutar en profundidad de la reputada cocina del Restaurante Frontón de Tolosa. En primer lugar íbamos con niños lo que suele ser un severo inconveniente a la hora de disfrutar con tranquilidad de la comida en un restaurante de este nivel. Y en segundo lugar y no por ello menos importante, tenía un antojo brutal de alubias y las de Roberto Ruiz son sin duda de las mejores que he probado. Así que nos acercamos con la intención de probar las alubias y continuar viaje. Queda anotado en mi agenda de pendientes visitar de nuevo este templo y conocer en profundidad sus interesantes propuestas basadas en un gran producto. Su filosofía en clara, cocinar las alubias de Tolosa mejor que nadie y para ello que experimentar con el producto hasta dar con la receta perfecta. El Frontón se puedo considerar como la meca de la alubia de Tolosa una lugar donde peregrinar en busca de esta deliciosa legumbre.
Nada más entrar al restaurante llama la atención la muestra de variedades de alubias procedentes de todo el mundo que tiene Roberto Ruiz expuestas al público. De bien nacidos es ser agradecidos. Si la alubia de Tolosa tiene el prestigio y reconocimiento del que disfruta actualmente es en parte gracias a la gran labor que ha llevado a cabo el cocinero y gerente del restaurante El Frontón de Tolosa. Desde el cultivo otorgando a los productores el mérito que merecen hasta la cocina donde se trata el producto con el máximo respeto. Parte de su consumo de alubias viene de su propia producción y el resto lo adquiere a productores de su total confianza.
El comedor es amplio, cálido y acogedor. El personal de sala es muy agradable y está a la altura de la cocina de El Frontón de Tolosa. El propio Roberto Ruiz recibe a los comensales y les atiende en la mesa. La carta de vinos a pesar de no tener demasiadas referencias ofrece una gran selección. Para acompañar las alubias nos decantamos por un Viña Alberdi, una apuesta más que segura. Nos presentamos con bastantes niños de entre 2 y 6 años y eso no fue ningún inconveniente para proporcionarnos un trato excelente. A los niños les prepararon un menú especial con croquetas caseras y un ración de alubias de Tolosa acorde a su capacidad. Tanto Roberto como el resto de personal de sala estuvieron pendientes en todo momento de que los txikis y sus aitas estuviesen a gusto y doy fe de que lo consiguieron.
Mientras nos tomaban la comanda nos sirvieron un delicioso chorizo de aperitivo. Conmigo dieron en el clavo. Soy un absoluto incondicional del chorizo. Nunca he probado uno tan rico como el que hacía mi amama Puri pero este estaba más que bueno. Dimos buena cuenta de él y del pan (muy rico) a la espera de que apareciese el perolo de alubias con el magma supremo en su interior.
El producto estrella se acompaña en un plato a parte de berza bien picada y cocinada al vapor lo justo para que quede bien crocante y con todo el sabor y la esencia del producto. Se aliña con un aceite de oliva ligeramente perfumado en ajo que realza aun más su sabor. Tengo que reconocer que odio la berza y no solo la probé sino que no deje ni un gramo en el plato. Además de la berza, estando en Gipuzkoa no podía faltar otro gran producto vasco, la morcilla de Beasain cocinada al horno a baja temperatura dentro de una bolsa al vacio. También acompañan estos manjares unas finas láminas de tocino ibérico entibiado para que comience a sudar y aflore toda su deliciosa esencia.
Por supuesto no podían faltar las piparras para acompañar el santo sacramento de la alubiada. En Euskadi al menos es un elemento imprescindible a la hora de disfrutar de un plato de legumbres. Y sin más preámbulos vamos al asunto.
Alubia de Tolosa sin artificios de ningún tipo. Se cocinan sin remojo previo porque la alubia de Tolosa no lo necesita en absoluto. Una cazuela y fuego bajo durante cuatro horas y una proporción de cinco litros de agua por cada kilo de alubias con un chorrito de aceite de oliva. A fuego fuerte hasta que rompe a hervir y luego se baja la potencia hasta que se obra el milagro. No se añade sal hasta el final para que no se rompa la legumbre. El caldo denso y sabroso color chocolate y las alubias en su justo punto de cocción. Cada cucharada rezuma mantecosidad y sabor. Las alubias del Frontón de Tolosa son practicamente insuperables. Se nota el trabajo de Roberto Ruiz, los años de investigación y el elaborar cada día este plato durante más de 20 años. De postre tejas y cigarrillo de Tolosa como no podía ser de otro modo. Por todo lo argumentado hasta este momento declaro solemnemente que el Frontón de Tolosa es un templo como la copa de un pino. Estoy deseando volver!!!
Por cierto si quieres disfrutar de unas deliciosas alubias Tolosa en casa aquí os dejo mi receta.